¿Cómo nos sentiríamos si, de repente, nos desconectaran del sentido del tacto?
Más de una vez habremos escuchado o conversado, que el contacto físico va desapareciendo a medida que los niños van creciendo, debido autonomía.
A medida que van creciendo es óptimo para su salud continuar con esos actos de afecto para el desarrollo.
No debemos desconectar ese vínculo que nace desde el principio de la formación.
Porque suele suceder que el desarrollo suele ser más lento, no sienten tanta curiosidad por aquello que les rodea porque no disponen esa seguridad para explorar, porque carecen de ese vínculo con un adulto afectuoso que les sirve de mediador en su búsqueda por descubrir el mundo.
ES VITAL que en el día a día cuidemos de ese contacto físico con los hijos, los abrazos, achuchones, coger la mano para ayudarles en alguna actividad ( hacer un pastel, plastelina, pintar, vestirse, lavarse el pelo, enseñarles, leer, estudiar…) CREAN conexiones neuronales, EDIFICAN sensaciones y pensamientos, afectos que DISUELVEN los miedos, las dudas, las incertidumbres…
NO IMPORTA que tengan dos días de vida, 6 años, 18 años, 36 años…
Desde que está en el vientre de las madres se reconoce el sentido del tacto, como una protección, amor incondicional, seguridad, autoestima, ayuda a madurar, comprender quienes somos.
Reconocemos esta sensación desde que se esta en el útero, si desconectamos este sentido, los desconectamos.
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🔝¿Crees que sin afecto se hacen más “fuertes”? NO
🔝¿Dices que no tienes tiempo para dedicarle? EXCUSA, siempre hay un momento.
🔝¿Crees que no necesitan tu afecto porque son mayores? FALSO, seguimos siendo los mismos, con la mismas necesidades.